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Biografía

EL FUNDADOR | BIOGRAFÍA

  San Luis María
Grignion de Montfort
(1673 - 1716)




Fundador de:

los Misioneros Montfortianos
las Hijas de la Sabiduría
los Hermanos de San Gabriel



Luis María Grignion de Montfort nació en un pueblecito de Francia, Montfort-sur-Meu, cerca de la ciudad de Rennes, el 31 de enero de 1673, durante el reinado de Luis XIV, una época brillante para la literatura y las artes, pero donde abundaron los pobres, las hambrunas y la injusticia. Hijo de una familia burguesa venida a menos, fue el segundo de 18 hermanos, el mayor de los cuales murió en edad temprana. Pasó la mayor parte de su niñez en Iffendic, a pocos kilómetros de Montfort, en donde su padre había comprado una finca conocida con el nombre de Le Bois Marquer.

A la edad de once años comenzó los estudios de Secundaria en el colegio Santo Tomás Becket, de Rennes, regentado por los PP. Jesuitas. Luis María fue un estudiante ejemplar y muy piadoso: no era raro encontrarle haciendo oración, ante una imagen de María, en alguna de las iglesias de la ciudad. En clase demostró ser un alumno excepcional. Además, dedicaba gustoso los días de descanso a ayudar a los pobres.

A medida que pasaban los años se hacía más claro en él el deseo de ser sacerdote. Toma la decisión definitiva a los pies de Nuestra Señora de los Milagros, según él mismo confiesa. La intervención inesperada de una protectora -la Srta. De Montigny- le abrirá el camino para poder realizar sus estudios en el Seminario de París.

En otoño de 1692 emprende, a pie, el viaje hacia París. Por el camino deja bien clara su opción: va entregando a los pobres todo lo que sus padres le habían podido dar: un traje nuevo y unas pocas monedas. Sólo quería lo que la Providencia le fuera deparando.

En París las cosas no sucedieron tal como se habían previsto: un año después de su llegada dejó de percibir la pensión de su bienhechora. Tuvo que entrar en las comunidades para seminaristas pobres de los Sres. de La Barmondière y Boucher, viéndose obligado a pedir limosna y a velar por la noche a los muertos de la parroquia para poder pagar sus estudios.

A causa del exceso de trabajo, la escasa alimentación y las pocas horas de sueño, cayó gravemente enfermo. Recuperado, pudo entrar, por fin, en el Seminario de San Sulpicio. La vida era austera, la comida pobre y la disciplina estricta, pero él se siguió manifestando como un estudiante excepcional.

Conseguido el título de Bachiller en Teología en la Universidad de la Sorbona, prefirió dejar las aulas universitarias y completar su formación con el trabajo personal en la rica biblioteca del Seminario, aprovechando que tenía el cargo de bibliotecario. Fue un asiduo lector. Su amigo Blain escribió que casi todos los libros de vida espiritual pasaron por sus manos...

Termina su formación, y recibe la ordenación sacerdotal el 5 de junio de 1700. Vive sus primeras experiencias misioneras en la Comunidad de San Clemente, en Nantes. No encuentra allí lo que esperaba y empieza a examinar otras opciones, convencido que Dios le llama a predicar misiones a los pobres. Incluso sueña con fundar, para esta finalidad, una pequeña compañía de sacerdotes agrupados bajo el estandarte de la Santísima Virgen.

En el Hospital General de Poitiers, con los pobres

  Beata
María Luisa de Jesús
(1684 - 1759)




Co-Fundadora de:

las Hijas de la Sabiduría
La Marquesa de Montespan, antigua favorita del rey Luís XIV, a quien encuentra en la toma de hábito de su hermana Guyonne-Jeanne (Luisa), le persuade para que vaya a exponer sus proyectos al Obispo de Poitiers. Así lo hace y, poco después de su llegada, el Sr. Obispo le nombra capellán del Hospital General, una especie de asilo en donde se encerraba a los indigentes y vagabundos para que no molestasen a la buena sociedad.

Luís María se entrega con todo entusiasmo y generosidad al servicio de estos pobres, identificándose con ellos hasta el punto de comer a su mesa; un proceder que no gusta al clero de la ciudad. Por otra parte, las reformas que pretende introducir, para mejorar la calidad de vida 26 de los recluidos, le enfrentan a los administradores del Hospital. Las tensiones surgidas hacen que se vea obligado a abandonar la institución.

Vuelve entonces a París, pero los amigos y conocidos le dan la espalda. Se refugia en un cuartucho, debajo de una escalera, en la calle Pot-de-Fer, cerca de la casa de formación de los jesuitas. Vive en la carencia más absoluta, pero encuentra consuelo en la comunicación íntima con Dios, pasando en oración gran parte del día y de la noche. Se cree que es en esta época cuando escribió el libro El Amor de la Sabiduría eterna.
Había transcurrido un año desde de su partida de Poitiers cuando los pobres del Hospital General decidieron escribir una carta al Sr. Obispo pidiéndole el regreso del Sr. Grignion, aquel que tanto ama a los pobres.

El Sr. Obispo, sensible a los clamores de los pobres, llama de nuevo a Luís María. Éste regresa y emprende nuevamente su proyecto de reformas, ayudado por María Luisa Trichet, una joven que se sentía llamada a ser religiosa y a entregarse al servicio de los pobres (más tarde será la primera Hija de la Sabiduría), a la cual le había impuesto el hábito gris el 2 de febrero de 1703.
Sin embargo, las reformas encuentran la misma resistencia que la vez anterior, y vuelven a aparecer las rencillas, las envidias y las calumnias de antaño; a la vista de lo cual, quince meses después de su llegada, Luís María abandona definitivamente el Hospital.

Predicación en la Diócesis de Poitiers

Se dedica entonces a la predicación de misiones en los suburbios de la ciudad, acompañado por un joven laico, Maturino Rangeard, primer miembro de su futuro equipo de colaboradores. Los éxitos obtenidos en las misiones suscitan la envidia de los que gozaban de la confianza del Sr. Obispo y éste le ordena abandonar la diócesis de Poitiers.

Audiencia con el Papa Clemente XI: “Misionero Apostolico”

Luis María piensa entonces en el que había sido su proyecto inicial: las misiones extranjeras. Decide ir a Roma, a consultar con el Papa Clemente XI. Recorre el camino a pie y el 6 de junio de 1706 es recibido en audiencia por el Papa, quien le concede el título de Misionero apostólico y le anima a trabajar en Francia en perfecta sumisión a los obispos.
De regreso a Francia y después de un retiro en el monte Saint Michel, se une al equipo del Sr. Leuduger, dedicado a catequizar a los campesinos de Bretaña en las diócesis de Saint Brieuc y Saint Malo. Pero, parece que Luís María no podía lograr su plena medida como miembro de un equipo y, pocos meses después, se separa del Sr. Leuduger.

Tras un año de retiro en la ermita de San Lázaro, cerca de su pueblo natal, en compañía de dos hermanos laicos que se le había unido (el hermano Maturino, ya mencionado, y el hermano Juan), decide ir a trabajar, en julio de 1708, a la diócesis de Nantes. Durante dos años predicó misiones en esta ciudad y sus alrededores, extendiéndose su fama de gran misionero. La gente sencilla comenzó a llamarlo el buen Padre de Montfort.

Luis María trataba de prolongar los resultados espirituales de sus misiones con la fundación de cofradías y asociaciones que estimularan a la gente a permanecer fieles a la renovación de sus promesas bautismales.

También erigía calvarios, como recuerdos tangibles de sus misiones. Resultó especialmente célebre el de Pontchâteau, debido a las circunstancias que rodearon su construcción: después de más de un año de trabajos y la participación de unas 20.000 personas, la víspera de su bendición (el 13 de septiembre de 1710) el Sr. Obispo impide la ceremonia e informa al misionero del despacho real que ordena la demolición de la obra.

Tras este duro golpe, al que el buen P. de Montfort se sometió con una obediencia total, acepta la invitación de los Obispos de Luçon y La Rochelle y deja Nantes para comenzar la última etapa de su vida: la que va de 1711 a 1716, año de su muerte.

Ultima etapa (1711-1716)

En estos cinco años, Montfort desarrolla una intensa actividad. Está constantemente ocupado en predicar misiones y ejercicios espirituales. Siempre va a pie de una misión a otra. Emprende, también, aunque sin resultados, dos largos viajes en busca de colaboradores: uno a París, al seminario del Espíritu Santo (fundado por su amigo Poullart des Places), y otro a Rouen, para intentar convencer a su amigo Blain, entonces canónigo de la ciudad.
Con la ayuda del Obispo de La Rochelle, gran amigo suyo, abre escuelas gratuitas en la ciudad y en algunas parroquias rurales. Al frente de las escuelas para niñas pone a María Luisa Trichet y a Catalina Brunet, a quienes hizo venir de Poitiers, y al frente de las escuelas para niños pone a los cuatro Hermanos que le ayudaban en su labor misionera.
Sin embargo, le resultó difícil persuadir a otros sacerdotes para que se le juntaran y trabajaran con él como miembros de la Compañía de María. En el transcurso del último año de su vida pudo conseguir, por fin, que se le unieran el P. Renato Mulot y el P. Adriano Vatel.

Muerte

El 5 de abril de 1716 Montfort comienza la misión de San Lorenzo de Sèvre. En el transcurso de la misma cae gravemente enfermo, al declarársele una pleuresía aguda. Agotado por el trabajo, minada su salud por las austeridades y por la enfermedad, muere el 28 de abril, apretando en una mano el crucifijo que le había regalado el Papa Clemente XI y en la otra una estatuilla de María que siempre llevaba consigo. Tenía cuarenta y tres años.
Miles de personas asistieron a sus funerales, en la iglesia parroquial de San Lorenzo de Sèvre, donde reposan sus restos. Poco tiempo después de su muerte se empezó a propagar la noticia de los milagros que acontecían junto a su tumba.

Obras

El celoso misionero se había esforzado, también, a lo largo de su vida apostólica, en prolongar sus enseñanzas a través de sus escritos. Es universalmente conocido su libro Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, pero también dejó otras obras de carácter mariano no menos importantes: El amor de la Sabiduría eterna, El secreto de María, El secreto admirable del santísimo Rosario, Métodos para rezar el Rosario. Y entre sus otros escritos, destacan los Cánticos (164), con un total de 23.000 versos.

Canonización

El buen Padre de Montfort fue beatificado por el Papa León XIII, el 22 de enero de 1888, y canonizado por el Papa Pío XII, el 20 de julio de 1947. El Papa Juan Pablo II, gran devoto suyo, visitó su tumba y oró ante ella el 19 de septiembre de 1996.
Las líneas que preceden ofrecen lo esencial de la biografía del P. de Montfort. Pero dicen poco del espíritu que lo animaba. ¿Quién es en realidad Montfort?

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